¿Por qué es tan fácil olvidar que lo importante es lo importante en el día a día?
Vuelta al cole.
Nochevieja.
Verbena de San Juan.
Tu cumpleaños, sobre todo al cambiar de década.
Cuando tienes un susto.
Son fechas en las que, a todos, en líneas generales, nos da por ponernos solemnes y preparar un listado de todas esas cosas que llevamos tiempo posponiendo, que nos gustaría hacer, que tenemos pendientes.
¿Qué nos retiene? Quien más, quien menos, todos hemos visto un buen montón de películas, vivido experiencias fuertes… hemos sufrido algo que nos ha hecho replantearnos nuestra vapuleada escala de valores, ni que sea por un minuto, para darnos cuenta de que no estábamos persiguiendo nuestros sueños… PARA NADA.
VENGA, OTRA DOSIS DE CULPA
No es por apretar, pero tengo la impresión de que siempre andamos mirando lo que nos falta, en vez de lo que tenemos.
A menudo me acusan de ser una persona positiva. Digo me acusan, porque, aunque a la mayoría les parezca “nutritivo” y lo celebren, algunos lo viven como algo ofensivo, que me convierte en ingenua, en naïve y hasta en medio boba.
Lo cierto es que la #positividad da trabajo.
No “te nace”
No es porque “tú eres así”
“Para ti, es fácil”
¿Fácil? Y un cuerno.
Ser positivo requiere pararse a buscar la otra cara de la moneda, implica escuchar y mandar callar al demonio que vive en tu hombro izquierdo, y te obliga a ser resistente, resiliente y todos los “entes” que te vengan a la cabeza.
Si no me crees, pregunta a alguien de quien sepas que mantiene la mirada alta, la risa fresca y la buena educación, a pesar de los problemas que le trae la vida. Pregunta y siéntate a escuchar la respuesta.
TE PRESTO UNA HERRAMIENTA
Como ser positivo da trabajo, uno tiene que buscarse herramientas que le echen una mano, que le den pistas, que le sirvan. Te voy a compartir una de mis favoritas y espero que te guste casi tanto como a mí.
No es idea mía (más quisiera yo, que ser tan lista), a mí me la enseñó una gran amiga y excelente profesional (mil gracias, @Natalia Redondo) y se ha convertido en una tradición que me renueva las fuerzas cada 7 de febrero, fecha de mi cumpleaños..
Paso 1
Reúne a un buen grupo de amigos, de familia… o todo mezclado. Gente que te quiera, gente a la que quieras. No lo hagas con quienes no te importan, estas cosas son para aquellos con los que partes el pan y el corazón. Sí, una copa de vino encaja perfectamente.
Paso 2
¿Cuántos años cumples? Tantos como sean, remóntate mentalmente a tu último aniversario y empieza a contarles a los que te rodean, en voz alta, las cosas nuevas que has hecho desde entonces hasta ahora.
¿20 años? 20 cosas
¿30? Pues, 30 cosas
Vale lo nuevo, lo difícil, lo impensable, lo que te haya hecho cambiar, crecer, ilusionarte, comprender, avanzar, reflexionar. Cada año se hace más larga la lista y también (eso espero) tu capacidad de conocerte a ti mismo.
** ...adopté un perro, me fui de viaje, me alejé de personas tóxicas, abrí un negocio, escribí un blog, pinté mi casa por fin, aprendí algo nuevo…**
¿PARA QUÉ?
Para que te des cuenta de todo lo que vales, de cuanto has crecido, de las cosas que has superado, de lo que te hace feliz, de lo que te daña...
Para que recuperes la fuerza, para que sepas que sí estás tirando adelante, aunque en tu día a día te cueste recordarlo y darle el valor que se merece.
TO DO LIST? CHECK!
Haz recuento y siéntete orgulloso de ti mismo, porque seguro que hay motivos para ello. Verás que cada paso te acerca más a ser justo la persona que soñaste cuando eras un chaval y tenías la mirada llena de estrellas.
Y si te sirve, ¿me lo cuentas?
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